"El chocolate de San Ginés" - Post colaboración: Mujer después de los 40
viernes, enero 16, 2015
Comenzamos el año, y vuelven los post colaboración. Comienzan de nuevo las rondas y este mes le toca escribir a Cristina, de Mujer después de los 40.
Como ya os comenté la vez anterior, en su blog trata diferentes temas desde el punto de vista de una mujer que ya ha cumplido los 40. Pero sus posts son muy variados y sirven para cualquier edad. Sean los de moda, como los de actualidad, como los de historia. Todo ameno, interesante... y engancha leerla.
Este mes nos trae un relato corto que cuando lo leí... me quedé con ganas de más!!
Y ahora sin más dilación os dejo con Cristina de Mujer después de los 40.... Gracias Cristina!!!
Un saludo
Cristina
Como ya os comenté la vez anterior, en su blog trata diferentes temas desde el punto de vista de una mujer que ya ha cumplido los 40. Pero sus posts son muy variados y sirven para cualquier edad. Sean los de moda, como los de actualidad, como los de historia. Todo ameno, interesante... y engancha leerla.
Este mes nos trae un relato corto que cuando lo leí... me quedé con ganas de más!!
Y ahora sin más dilación os dejo con Cristina de Mujer después de los 40.... Gracias Cristina!!!
Relato en la cocina... "El chocolate de San Ginés."
Era incapaz de mantener la calma mientras veía como la leche llegaba a su
punto exacto de ebullición. Golpeaba los dedos en cascada sobre la encimera
cuando se dio cuenta de que había olvidado añadir las especias. Cesó aquel
rítmico y adictivo movimiento y añadió al cazo, un clavo, dos granos de pimienta
de Jamaica, un pellizco de nuez moscada y una rama de canela.
Miraba el reloj sin parar, como si ella misma pudiese empujar esas
manecillas y conseguir así que tiempo avanzase más deprisa. No era sólo
impaciencia que sentía, era la espera de toda una vida la que se fundiría en
esa taza de chocolate caliente.
¡Qué recuerdos, qué tiempos rememoraba en ella aquella receta! Apagó el
fuego y lo dejó reposar. Se sentó junto a la ventana y, mientras rallaba el
chocolate se vio caminado por la Gran Vía veinte años atrás.
— ¡No corras Trini que me vas a dejar sin aliento!— Gritó consumiendo el poco aliento que aún conservaba.
— ¡Vamos protestona, que luego nos quedamos sin mesa!— Respondió Alejandra mientras sonreía con esa expresión tan franca y radiante que la caracterizaba.
— ¡No corras Trini que me vas a dejar sin aliento!— Gritó consumiendo el poco aliento que aún conservaba.
— ¡Vamos protestona, que luego nos quedamos sin mesa!— Respondió Alejandra mientras sonreía con esa expresión tan franca y radiante que la caracterizaba.
Llegaron
a San Gines en un suspiro, lo mismo que tardó su amiga en buscar una buena mesa
cerca de la entrada. Esa mañana lucía el sol con fuerza y podían permitirse
sentarse en la terraza situada en el pasaje de San Gines que daba nombre a la
chocolatería. Un literario café que Valle-Inclan inmortalizó en “Luces de
Bohemia”, en el que hacían el mejor chocolate con churros de la ciudad. Ese
aire decimonónico, su castiza entrada, las mesas de mármol blanco, los
brillantes azulejos que recubrían el mostrador y ese olor nada más entrar que
activaba el paladar del más exigente. Era su particular templo del chocolate
caliente, su parada obligada cada vez que visitaban la Puerta del Sol.
Sus
ojos se cubrieron de vívidas lágrimas que le hablaban de esos tiempos y lugares
que ya no regresarían. Volvió a llevar la leche a ebullición con un
fuego suave y cuando comenzó a hervir retiró la rama de canela y el clavo.
Se limpió aquellos
restos de nostalgia y sonrío. No debía mirar hacia atrás, sino disfrutar la
nueva oportunidad que la vida le concedía. Porque el pasado se tejió de
mentiras, traición y despedidas, para separarlas, cuando esa era una opción que
jamás contemplaron ninguna de las dos. Por eso aquella llamada de Alejandra le
había brindado una nueva esperanza, no importaba de quien fue la culpa, ni
siquiera los hechos en sí tenían transcendencia alguna ya. Las Moiras del
destino traían a su amiga de vuelta y ella la recibiría con ese sabor, esa
alquimia que las trasladaría a aquellos tiempos felices que moraban en su
corazón.
Echó la mitad del chocolate y removió con cuidado, con mimo. Apagó el fuego
y añadió el resto, mezclándolo bien con una cuchara de madera.
El timbre sonó y notó como su corazón se aceleró. Se dirigió al telefonillo
a abrir la puerta. Era ella, lo podía sentir. Miró las tazas sobre la mesa
camilla aguardando aquel chocolate caliente de San Gines, únicamente tenía que
servirlo y disfrutar de él como cuando la vida era sencilla y no había que
preocuparse de nada más.
Un saludo
Cristina
12 comentarios
Precioso.
ResponderEliminar¡Felicidades Cristina por este relato! No he tenido mejor manera de comenzar este viernes, con un chocolate especiado de los que a mi me gustan, aunque sean virtuales, y un post que transmite de verdad.
Y a ti Aisha, gracias por dejar que se asome a la ventana de tu blog porque así me ha permitido descubrirla.
B7sssss chicas y a por un fin de semana de los buenos
Gracias Aisha por abrirme un hueco en tu maravilloso blog. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por tus palabras Carmen me alegro que haya gustado :D
Un relato maravilloso, alrededor de una taza de chocolate que a mi también me trae muchos recuerdos. Besitos para las dos.
ResponderEliminarQue preciosidad, me ha encantado!!!!!!!!!
ResponderEliminarQué bonito!! Gracias a las dos!
ResponderEliminarUn beso
Que precioso relato querida amiga, me ha dado pena terminar de leer, por que es tan bonito que no me importa seguir leyendolo un rato mas, seguro que ese chocolate es unico. Mil besicos cielo
ResponderEliminarMe ha encantado, es más me ha recordado tiempos lejanos que todavia tengo en la memoria y me recuerdan mis paseos por la calle Arenal y las visitas a San Gines. Un emotivo relato que me ha dejado con la miel en la boca. Gracias a Cristina y gracias a ti Aisha, por darnos a conocer su blog, besos
ResponderEliminarSofía
que bonito relato, como la vida misma, y que ganas de volver a San Ginés y eso que estuvimos el mes pasado hummm pero con este frío...... Besitos
ResponderEliminarPrecioso relato...
ResponderEliminarAhora me apetece un chocolate caliente! :-)
Besos!
www.monicalopez.es
Un relat preciós, amb sabor de xocolata.... Bona setmana.
ResponderEliminarÉs ben cert que un gust. una aroma o una textura, et poden transportar a moments especials del passat! Petons!
ResponderEliminarGracia por este precioso relato, que demuestra una vez más como los sabores y los olores forman parte de nuestro imaginario particular y colectivo
ResponderEliminarMuchas gracias por leerme y por comentar. Me hace muchísima ilusión!
Sintiéndolo mucho no están habilitados los comentarios con perfil "anónimo" debido a los spammers que son pesados con ganas. Y no sólo llenan mi correo sino el de mis lectores que también están suscritos a los comentarios.
Este blog no participa en premios, memes ni cadenas debido a que no dispongo de tiempo para seguir la rueda. Aunque quedo muy agradecida a todos los que piensen en mí para otorgarlos.
Cualquier cosa que quieras aportar (sugerencias, correcciones, ect...) será bienvenida y tomada en consideración. Si lo que tienes es una pregunta, por favor, déjame tu mail y así podré responderte directamente.
Muchísimas gracias por tu tiempo.